El subsuelo de Sarrión y parte de la comarca de Gúdar Javalambre, en la provincia de Teruel, esconde todos los años una media de cinco millones de euros en las apreciadísimas, gastronómicamente hablando, trufas negras. El cultivo de este hongo repercute favorablemente en el medio ambiente, porque para producirlo es necesario plantar encinares.
En los últimos años 3000 hectáreas de las 14.000 que posee el término municipal de Sarrión han sido convertidas en encinares truferos, sustituyendo el tradicional cultivo de cereales.
Una encina -carrasca, en Sarrión- trufera és un árbol al que se le han inoculado en sus raices esporas de trufas, mediante un sofisticado proceso técnico. Si la inoculación es efectiva -en realidad, una especie de fecundación in vitro vegetal-, el árbol queda micorrizado; o sea: es un ejemplar capaz de desarrollar, por un proceso de simbiosis, trufas negras, hongo denominado científicamente Tuber melanosporum.
La trufa negra también es conocida como 'el diamante negro de la cocina' y por su escasez tiene un alto valor. Esta temporada, por ejemplo, la melanosporum cotizaba en Barcelona a una media de mil euros por kilo.
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El escarabajo verde: El diamante negro de Sarrión
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