Nuestro encuentro con el ex alcalde de Barcelona y ex presidente de la comunidad catalana se produjo a lo largo de los días 21 y 22 de julio pasados, es decir, dos años después del viaje a Boston. Dos años, en el progreso de esta enfermedad, pueden ser mucho o poco, dependiendo de factores de toda clase, incluidos los ambientales. A lo largo de este tiempo, Maragall ha permanecido activo, dividiendo su tiempo entre la familia y sus dos despachos (el de ex presidente de la comunidad y el de la Fundación Pasqual Maragall).
Ha publicado un interesante libro de memorias y está a punto de aparecer España y el federalismo, que reúne buena parte de sus escritos políticos. Tiene una agenda intensa, anotada en unas hojas pequeñas (a hoja por día de la semana), grapadas entre sí, a modo de un cuaderno, que lleva siempre en el bolsillo y que consulta con frecuencia. A petición propia, forma parte de un grupo de enfermos de Alzheimer sometidos a una terapia experimental, aunque dado que el método por el que se realiza es el denominado "doble ciego", no sabe si lo que se le administra es el preparado real o un placebo.
Soporta esta ignorancia con humor e ironía, en la convicción de que si le ha tocado ser sujeto del placebo no tendrá tiempo de probar el tratamiento verdadero. El de Maragall es un caso de diagnóstico precoz y de intervención también temprana, pues su médico de cabecera, cuando los síntomas por los que acudió a consulta se atribuyeron al estrés, le administró, "por si acaso", un tratamiento que no le haría daño si no era Alzheimer, pero que de serlo aminoraría sus efectos.
EL PAÍS
En el imperio gallego del caucho
El automóvil, que acaba de nacer, es un negocio pujante que demanda goma para los neumáticos en cantidades industriales. Gallegos, catalanes, ingleses, franceses...Se hacinan en una ciudad caótica, peligrosa y pródiga en prostitución y sífilis, a la que los Barcia han llegado tarde. El filón del caucho se está agotando. Los rumores que bullen en las calles de Manaos sugieren que río arriba, en el Amazonas peruano, hay ingentes extensiones de árboles del caucho, y los tres hermanos (otros cinco seguían en Padróns) deciden arriesgarse.
La Voz de GaliciaOxibio, plástico 100% biodegradable
La empresa británica Symphony Plastic Technologies ha desarrollado un aditivo llamado “d2w” (marca registrada) que añadido a los plásticos en el proceso de fabricación permiten que éstos se degraden completamente.El plástico resultante conserva todas sus características iniciales inalteradas y en un tiempo de 18 a 24 meses el plástico se empieza a degradar de forma espontánea gracias al aditivo que rompe los enlaces de carbono del plástico, sin necesidad de un ambiente especialmente favorable para la degradación. La biodegradación es completa, quedando un pequeño residuo sólido (biomasa) no tóxica.
Según indican en la web del producto el coste del aditivo en el proceso de fabricación es mínimo. Esto me lleva a pensar en el coste de fabricación de bolsas biodegradables a base de fécula de patata, y el coste de las bolsas de plástico estilo rafia que estamos usando para sustituir a las bolsas de plástico tipo “camiseta” tradicionales de los supermercados.
Biocarburante
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