lunes, 16 de mayo de 2011

Fue la oposición portuguesa la que votó al FMI

En las últimas semanas y después del anuncio del rescate a Portugal, veo muchos comentarios del estilo "Pero quien ha votado al FMI?", "menuda farsa de democracia", etc... Me sorprende el desconocimiento o la desinformación existente acerca del tema. Lo cierto, es que al FMI lo votaron los portugueses, a través de la Asamblea de la República, donde toda la oposición pidió el rescate y la intervención de la UE y el FMI.

Con una deuda de cerca del 100% de su PIB, un déficit que no para de subir, un mercado laboral en el pasado, carencia de infraestructuras y muchos más problemas estructurales... a Portugal no le ha quedó otra que presentar el PEC IV, que era un golpe en la mesa ante los mercados exteriores, después de semanas en las que la deuda portuguesa no paraba de subir en los mercados internacionales.

El 23 de Marzo, la Assembleia da República aprobaba el rechazo al Programa de Estabilidade y Crecimiento, más conocido como PEC, que ya era el cuarto que se presentaba en dos años.

Ese PEC IV, tenía como puntos principales a un salario mínimo variable de la situación económica, revisión de los subsidios de desempleo, aumento en las pensiones mínimas para 1,35 millones de personas, límites a las deducciones fiscales y aumento del IVA. (Resumen y Programa completo en PDF)

Lo cierto, es que el PEC IV, fue presentado por Sócrates como una moción de confianza, en el sentido de que se aprobaba y no se pedía ayuda al exterior o el se marchaba, pedía la convocatoria de elecciones y pedía la ayuda exterior.

Según algunos, era un chantaje por plantear "O Portugal o el FMI", pero la verdad, es que la oposición portuguesa en pleno decidió por la UE y el FMI.

Sócrates, con un gobierno en minoría desde las últimas elecciones se presentó en la Assembleia, con esperanzas de sacarlo adelante gracias a la abstención de alguno de los grupos o con el apoyo puntual del PSD, pero a la hora de la votación del PEC IV, tanto PSD, CDS, PCP, BE y PEV votaron en contra del PEC y por tanto a favor la intervención de la UE y el FMI.

Durante todo el debate, tanto desde la derecha como desde la izquierda se criticaron las medidas, bien porque llegaban tarde o bien porque eran excesivas, pero una idea general calaba en todos los portavoces: Nos fiamos antes de Bruselas que de Lisboa o que el señor Sócrates ya no tiene el crédito suficiente para venir a la Assembleia, porque ya nos ha mentido en otras ocasiones.

A Portugal no le quedó más remedio que pedir la intervención de la UE y del FMI y a Sócrates no le quedó otra que el mismo día de la votación del PEC IV, presentar su dimisión ante el presidente de la República.

Presenté ahora mismo mi dimisión del cargo de primer ministro. Tengo consciencia de la seriedad de esta decisión.

Siempre alerté de las consecuencias negativas de un programa de ayuda externa. Tiene consecuencias negativas para la imagen, prestigio y reputación nacional.

Un programa de ayuda externa tiene consecuencias negativas para las personas y las empresas. Basta mirar para los países que recurrieron a esa ayuda. Fue por eso que hasta el último momento mantuve total disponibilidad para negociar con todos.

A lo largo de estos días he hecho innumerables apelaciones a la responsabilidad. Lamento que haya sido el único que hizo esa apelación y que ninguna fuerza política haya respondido al mismo.








Un poco más allá de lo que ocurrió

Tal y como se presentaba el PEC IV, la oposición portuguesa vio que ese era el momento preciso e ideal para hacer dimitir a Sócrates. Con poco más de 2 años de legislatura, Sócrates estaba en un gobierno en minoría en el que apenas contaba con apoyos de la oposición, salvo para determinados temas o con determinados pactos, después de recortar los proyectos iniciales.

De esta forma, la oposición portuguesa logró lo que quería, que Sócrates se marchara aunque eso significara la intervención de la UE y el FMI.

El resultado, es que en las encuestas, el PS, el partido de Sócrates que en teoría no se debería de comer un rosco por ser el que llevó a Portugal a la ruina... subió después de que se conocieran las medidas de UE y FMI.




Según una de las últimas encuestas, publicada el 13 de Mayo por el diario Público y TVI, el PS alcanzaría el 36,8 de los votos, mientras que toda la oposición; salvo el CDS-PP, bajaría en intención de voto, siendo especialmente curiosa la bajada del Bloco de Esquerdas y la coalición CDU formada entre el Partido Comunista y los Verdes, bajando cerca de 1 punto en cada formación, que en teoría se presentaban como las "alternativas de izquierdas" o la "verdadera izquierda frente al capital".

Quizás, algunos electores han quedado desencantados con esos partidos, después de sus negativas a cualquier apoyo a Sócrates y porque al final y al cabo, acabaran "pidiendo con la boca pequeña" (oficialmente se oponían y se opusieron), la intervención de UE y FMI con la negativa al PEC.

Como bien decía Lois Blanco en La Voz de Galicia, y desde luego nada sospechoso de defender al PS:

Sócrates no consiguió que el centro derecha luso apoyase las medidas de ajuste que hace unas semanas elevó al Parlamento y que tenían por finalidad evitar la intervención europea de Portugal. Los diputados de Passos Coelho, el rival de Sócrates por la derecha, actuaron de forma muy parecida a como lo está haciendo el PP en esta crisis: pasaron de prestarle su apoyo y eludieron la responsabilidad de sacar adelante unas reformas para evitar la intervención de su país, con las miras puestas exclusivamente en asistir a la caída del primer ministro, a partir de la cual una alfombra roja se desplegaría a los pies de Passos Coelho para su paseo triunfal en las urnas el 5 de junio próximo.

José Sócrates dimitió cuando su nuevo paquete de recortes fue rechazado por el Parlamento, y la UE oficializó el rescate de la economía portuguesa. En las próximas semanas, los supuestos gurús de Bruselas y el FMI pasarán la rebarbadora a la sociedad portuguesa, que acabará el año con menos derechos, menos servicios sociales y más impuestos.

La derecha lusa esperó agazapada a que Sócrates cayese, mientras el país se deterioraba cada semana un poco más. Una actitud similar, por no decir idéntica, es la que ha caracterizado a Rajoy durante los tres últimos años: esperar sentado a que Zapatero caiga solo. ¡Oh! Pero resulta que el efecto electoral en Portugal está siendo exactamente el contrario al que esperaba la derecha.

Durante la última semana, se han difundido varias encuestas en las que la diferencia de los socialistas con la derecha de Cavaco Silva y Passos Coelho se ha acortado hasta llegar casi a un empate técnico. Ahora que Sócrates es un presidente dimitido que gobierna en funciones a la espera de recibir las instrucciones de la UE y de la convocatoria electoral de junio, su estimación de voto sube como la espuma. Ha resucitado en las encuestas porque los portugueses castigan mucho más la indolencia y el «cuanto peor para el país, mejor para nosotros» de los diputados de Passos Coelho que la ineficacia del propio Sócrates. ¿Aprenderá Rajoy la lección? No tiene pinta.

La Voz de Galicia

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