domingo, 24 de marzo de 2013

Juan Torres López y la comparación soez

Esta mañana se han revolucionado las "redes sociales" acusando de censura a EL PAÍS, cuando se conoció que retiraba de la web un artículo de Juan Torres López titulado "Alemania contra Europa" en el que aparte de la enésima culpabilización de la crisis a Alemania, se banalizaba el nazismo comparando a Merkel con Hitler. ¿Qué hubieran dicho los que claman contra la censura si la comparación de Hitler fuera con Hugo Chávez?


El artículo de Juan Torres López vía Twitlonger

"Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis.

Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.

Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.

Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).

Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.

Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.

La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel."

Es la frase de "Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional." la que levanta la polémica al realiza una comparación tan absurda como soez.

Que Juan Torres López o su compañero Vicenç Navarro publiquen boberías como las de este artículo, no es nada nuevo y desde luego no es grave según a quién se pregunte. Lo grave es que se de pábulo a personas con este tipo de artículos en los que se banaliza el nazismo con comparaciones absurdas, algo que provocó que medios extranjeros recogieran el artículo y la comparación absurda.

Un medio serio puede dar voz a opiniones muy distintas y plurales; si suponemos que es en teoría un medio serio y en el que queremos tener todos los puntos de vista (en el caso de Público o La Razón, solamente escriben/escribían los de la cuerda ideológica), pero no a gente que recurre al insulto burdo y a la comparación absurda.

Evidentemente el efecto Streissand no se hace esperar y comienzan las críticas con la acusación de censura... pero ¿qué hubiera pasado si la comparación la realizara otra persona comparando a Hitler con Hugo Chávez o con Correa?

Evidenetemente las mismas personas que ahora claman contra la censura, inundarían las "redes sociales" y el Defensor del Lector del Diario pidiendo la inmediata retirada del artículo además de la consecuente y lógica protesta del embajador de turno por el trato injuriante.

Un ejemplo de esto que digo, lo vimos hace poco con las protestas oficiales de la Embajada de Venezuela contra la famosa fotografía de un supuesto Chávez moribundo y con los tubos, por su ensañamiento y falta de ética" en su cobertura sobre la enfermedad del presidente Hugo Chávez. 

La Embajada de la República Bolivariana de Venezuela expresa su más firme rechazo a la campaña que el diario español El País viene desarrollando contra el presidente Hugo Chávez, el pueblo y la democracia venezolana.

La publicación la noche de ayer en su versión digital e impresa – que posteriormente retiraron de su web y de la mayor parte los quioscos— de una foto de un paciente siendo entubado, haciendo creer que se trataba del presidente Chávez y vendiéndola como “imagen exclusiva”, desnuda el ensañamiento y la falta de ética en la cobertura de El País sobre Venezuela, además del desprecio por el pueblo que ha reelecto al presidente Chávez por tercera vez.

Después del editorial del 13 de abril de 2002, donde El País justificó el golpe de Estado contra el presidente Chávez, poco de la cobertura de este diario sobre Venezuela nos ha sorprendido, pero con esta acción se sobrepasaron todos los límites, no sólo de la ética periodística, sino del más básico respeto a los derechos de un hombre que está batallando por su salud, de su familia y del pueblo venezolano.
La publicación de esta foto evidencia una vez más y con extrema crudeza que este diario está sirviendo de plataforma para la difusión de propaganda fabricada en laboratorios de guerra sucia contra el presidente Chávez, como lo denunció el vicepresidente Nicolás Maduro en una entrevista con EFE el 17 de enero.
Esta foto ya había sido circulada desde inicios de enero (y desmentida varias veces), la penúltima hace pocos días por el destituido embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez. También se evidencia que esta práctica ha generado tal inercia en el diario que no se hace el más mínimo esfuerzo por cumplir con su propio manual de estilo, empezando por los artículos 1.12 y 1.34, respecto a la obligada verificación de la información, el extremo cuidado que se exige en la publicación de fotos de archivos, así como los casos y formas en que se admite la no mención de la fuente.

Los responsables del diario intentaron protegerse mencionando que no habían podido verificar “de forma independiente las circunstancias en que fue tomada la imagen, ni el momento preciso, ni el lugar”, pero la misma frase revela que admitían la fotografía como verídica, aún sin contar con esos datos. Esto es aún más reprochable periodísticamente hablando, si se considera que un mínimo de búsqueda en Internet les habría permitido encontrar, por ejemplo, que apenas el 21 de enero el periodista Walter Martínez había denunciado nuevamente el origen de esta fotografía refiriéndose a un video difundido por Cochez y explicando que se trataba de un segmento de un video de 2008 difundido en Youtube de un paciente de 48 años.

En el artículo que acompaña esta foto, en la portada el diario, se habla de “transparencia”, irónicamente, con este escándalo este llamado debe hacérselo el mismo diario, sobre sus intereses corporativos y fuentes utilizadas en el caso venezolano, al menos por respeto a los lectores y periodistas que todavía puedan creer en la reputación seria y progresista que alguna vez cultivó El País. Una simple línea de disculpa a sus lectores no subsana todo lo que devela la forma en que se publicó semejante material.

Embajada de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España, 24 de enero de 2013.
Noticias24
Ahora imagínense por un momento que en lugar de la fotografía, la comparación con Hitler la escribiera otra persona y fuera con Hugo Chávez, Correa o cualquier otro dirigente aliado de estos países... ardería Troya.

Con la imagen de Chávez, El País también retiró la fotografía y pidió disculpas... aunque eso no fue suficiente

En su rectificación, El País pide disculpas “a sus lectores por el perjuicio causado”, pero -haciendo alarde de su habitual prepotencia- en ningún momento pide perdón al presidente venezolano, a su familia y amigos, y a los millones de venezolanos que aún siguen indignados.
Tercera Información

Actualización

Torres López, pide disculpas por el malinterpretado...

Ante la retirada de mi artículo Alemania contra Europa de la web de El País quiero manifestar lo siguiente:

- Sin entrar a valorar la decisión del diario, lamento que se interprete que la tesis de ese artículo es comparar a la Señora Merkel con Hitler, tal y como algunas personas están dando a entender en la red. Lo lamento porque creo que es evidente que de ninguna manera son personas comparables o que sus políticas sean igual de dañinas. Y, sobre todo, porque creo que de ninguna manera se puede dedicir esto último de mi texto. Es más, creo que interpretarlo así solo sirve para desviar la atención sobre el fondo de mi artículo que es claramente otro.

- Es cierto que en el artículo afirmo que en mi opinión Alemania ha declarado la guerra económica contra el resto de Europa y que eso lo comparo con la búsqueda del espacio vital que llevó a que Hitler desatase la guerra, pero creo que esto debe entenderse como la comparación de dos hechos históricos lamentables aunque de desigual factura, y no como la equiparación de dos líderes políticos.

- Lamento también que haya que hacer este tipo de comparaciones que involucran a un pueblo al que admiro pero creo que los europeos tenemos la obligación de recodarnos el daño tan grande que ya en otras ocasiones nos hicimos por darle prioridad a los intereses financieros y de las grandes corporaciones, como creo que está sucediendo ahora. Yo mismo he lamentado en algunos otros artículos que Alemania no recuerde lo que sufrió por las reparaciones de guerra que tan injusta y equivocadamente le impusieron otras potencias europeas.

- Lamento finalmente los problemas que estas interpretaciones hayan ocasionado al diario y a sus lectores y lectoras, y que éstos no puedan seguir leyéndolo en la web.

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